Lean Startup y Design Thinking
Publicado el 07/05/2020
Estrategia y marketingEl mundo evoluciona y los negocios, las formas de desarrollar nuevas ideas de negocio, de construir un producto y el proceso de toma de decisiones evolucionan con él. Por esta razón han surgido dos grandes tendencias: lean startup y design thinking.
Las empresas y la forma de hacer negocios actuales poco o nada tienen que ver con las de hace apenas unos años. Tradicionalmente, las compañías desarrollaban un nuevo producto o servicio y esperaban que los consumidores llegaran hasta él. Sin embargo, en la actualidad cada día se crean nuevos mercados y la competencia es global. Por eso, las nuevas metodologías se centran de desarrollar productos y servicios tomando como base los gustos y preferencias del público objetivo.
Es un método innovador en el ámbito corporativo. Se basa en diseñar, desarrollar y finalmente presentar un determinado producto o servicio de la forma más sencilla y rápida posible. Una vez presentado a los clientes, en función de su feedback se realizan los ajustes que sean necesarios. Es importante destacar que más del 90 % de las startups no tienen éxito, principalmente porque hacen productos que no quiere nadie.
Es, por lo tanto, un método basado en el ciclo Construir, Medir y Aprender. En un mundo tan cambiante como el actual, los emprendedores tienen nuevas ideas prácticamente a cada minuto, aunque no siempre saben cómo funcionarán en el mercado. Gracias al lean startup tienen la oportunidad de testar el producto o servicio, evaluando los resultados y haciendo las modificaciones oportunas.
Es un método que cambia por completo la forma tradicional de ver y entender el desarrollo de producto. El emprendedor, en primer lugar, comprende las necesidades de los usuarios, de forma que le resulta más sencillo anticiparse a ellas y desarrollar un determinado producto o servicio ajustado a las mismas. No se trata de presentar algo que el desarrollador haya ideado mediante previsiones que pueden ser erróneas. Hace especial hincapié en los deseos del público objetivo.
Lean startup y design thinking giran en torno al público objetivo, aunque en momentos distintos. Mientras que el segundo método interviene en la etapa inicial del proceso de creación de un producto o servicio, identificando gustos, preferencias y necesidades de los usuarios y creando propuestas de valor adaptadas de forma precisa a todo ello, el lean startup interviene en una fase más avanzada, enfocándose en analizar el target.
Además, en ambos métodos el valor del error tiene una gran relevancia. Se trata de un elemento fundamental, entendiendo el error no como algo negativo, sino como una fuente de información para mejorar el desarrollo del producto o servicio y aprender.
Ninguno de los dos métodos es mejor que el otro. Existe una serie de diferencias entre ambos que pueden hacer que una determinada compañía se decante por uno u otro en función de su misión y sus valores.
Mediante el design thinking, todos los departamentos de una misma empresa trabajan de forma conjunta, en equipo. Disponen de las herramientas y los métodos necesarios para trabajar recorriendo exactamente el mismo camino, ya que el objetivo es común.
El enfoque del lean startup es muy diferente, ya que trata de evitar el desperdicio y mejorar la eficacia. Se basa en el aprendizaje validado, y el timing es uno de los factores más relevantes. Por ello resulta tan importante contar con metodologías que permitan obtener resultados óptimos en el menor tiempo posible, especialmente en el ámbito tecnológico.
En cuanto al punto de partida, el design thinking parte de un problema o necesidad al cual se busca solución, mientras que el lean startup parte de una idea, la cual quiere validarse. Es por ello, que en el design thinking interviene la creatividad para buscar esa nueva idea que solucione el problema o satisfaga una necesidad, mientras que esta fase en el lean startup no es necesaria ya que como se ha comentado, el punto de partida es la idea misma.
Ambos métodos no son sustitutivos en el ámbito corporativo, sino complementarios. Por lo tanto, cualquier compañía, con independencia de su sector de actividad y tamaño, puede hacer uso de lean startup y design thinking de manera conjunta.
Las fases del design thinking son cuatro, y todas ellas se pueden aplicar en la primera etapa de desarrollo de un producto o servicio. En primer lugar, la empresa debe conocer a su público objetivo y entender cuáles son sus preferencias y necesidades. A continuación, con la información en su poder, tiene que definir de manera precisa dichas necesidades haciendo uso de sus conocimientos. El siguiente paso consiste en crear ideas y soluciones innovadoras. Y, por último, una vez prototipado el servicio o producto, hay que probar las soluciones.
Por lo tanto, gracias al design thinking la compañía identifica la necesidad. La siguiente etapa queda cubierta por el método lean startup, que permite probar, medir y aprender en un breve periodo de tiempo. A partir de una determinada idea se crea el producto, se mide la satisfacción de los usuarios, se recogen las ideas, se aprende y vuelve a comenzar el ciclo.
En plena era digital, cada vez son más las compañías que se enfocan en la innovación y las nuevas tecnologías. Empresas de todos los tamaños invierten en este tipo de métodos, explotando así el potencial de sus empleados y reteniendo el talento. Son enfoques para experimentar y crear el entorno más adecuado.